Recuerdos que Pinta el Ocaso
Cada atardecer, el cielo se tiñe de una profunda nostalgia, como un lienzo gigante donde los colores del día se desvanecen. En esa danza cromática de anaranjados y violetas, se van desvelando las memorias más preciosas que el tiempo ha sabido guardar. No son solo imágenes, sino ecos de risas, susurros de viejas conversaciones y la calidez de momentos que creíamos olvidados, todos pintados con la serena quietud de la puesta de sol. Es un instante mágico, un recordatorio de que, incluso al final del día, la belleza de lo vivido se mantiene viva, resplandeciendo con una luz propia.
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